El loro de Ana María
lo que escuchaba decía.
Come de todo el lorito
y por eso está gordito.
El loro es muy educado
cuando llegan invitados
enseguida dice ¡Holaaaaaaa!
y se enteran en Benamahoma.
El lorito es muy travieso
si a su lado pasa el gato
se pone la mar de tieso
y le pega un picotazo.
Llama a gritos a sus dueños,
a Marta la pone loca,
a Manu le quita el sueño,
Ana pinta y se equivoca.
No se calla ni acostado,
duerme cuando está tapado.
Tan salado es este loro
que en casa le quieren todos.
Un niño está viendo el álbum de fotos de sus padres y le pregunta a su madre:
- ¿Quién es este hombre tan guapo que está a tu lado en la foto?
-¡Ay, hijo! Eso fue hace 20 años... ¡Ese es tu padre!
-¿Mi padre? Pero entonces, ¿quién es ese señor viejo y calvo que vive con nosotros?
Don Pirulí de la Habana
lleva una vida muy sana,
come todas las mañanas
un yogur y una manzana.
Como está tan delgaducho
no se ducha ni poco ni mucho,
por las tardes con su chucho
va a pescar y coge un cachucho.
De pronto empezó a llover
y don Pirulí se puso a correr,
su ropa comezó a encoger
y él empezó a desaparecer.
Nada más llegar a casa
llamó al doctor Quemepasa
que le recetó con guasa
comer diez rabos de pasas.
Un amigo se enteró del caso
y un gorro le compró de paso
y así quedó el habanero
con diez pasas y un sombrero.